Los hijos póstumos de ETA. Breve guía de la disidencia más radical de la “izquierda abertzale”

A lo largo de los últimos días se ha producido un recrudecimiento del activismo abertzale, con algunas expresiones violentas de kale borroka: al menos cuatro concentraciones de más de 300 personas en Pamplona saltándose el confinamiento; cajeros automáticos y contenedores quemados en diversas localidades del País Vasco y Navarra; ataques con pintura contra viviendas de dirigentes del PSE-PSOE (Idoia Mendía, en Bilbao) y Vox (Javier Horno, en Pamplona); decenas de pintadas en barrios como el de la Chantrea de Pamplona y una veintena de localidades vascas; ataques con pintura contra una veintena de sedes vascas de Podemos, PP y PSOE; colocación de decenas de pancartas; pequeñas concentraciones en numerosos municipios vascos… Una combinación de “picardía” posmoderna, saltándose con diversas estratagemas el confinamiento, y activismo abertzale “clásico”. Pero, la novedad es que estas actividades delictivas se han desarrollado al margen de la izquierda abertzale “de toda la vida”; protagonizándola jóvenes, muy radicalizados, organizados en la periferia -cuando no en contra- de los propios herederos “oficiales” de ETA.
¿Cuándo se produce esta disidencia?
Si bien ya existían algunas voces aisladas discrepantes con la ascendente línea “posibilista” de Arnaldo Otegi, es en 2014 cuando algunos presos de la banda ETA, y diversos militantes aislados históricos de la izquierda abertzale, visualizan su disidencia ante lo que denominan liquidacionismo de Otegui y los suyos; por entender que la futura “disolución” de ETA era más una rendición incondicional que una fase táctica orientada a la revolución socialista vasca. A su vez entendían, y así continúan, que la “política institucional” por la que habría optado Bildu anularía el “trabajo político” de la “resistencia popular”: manifestaciones, boicots, sabotajes, enfrentamientos abiertos, resistencia en las cárceles…

¿Cómo se les conoce a estos radicales?
Genéricamente se autodenominan “Movimiento Pro-Amnistía y Contra la Represión”, al que suelen acompañar, en sus pronunciamientos y acciones, con la mención de la localidad en la que tienen lugar. También se sirven de la denominación “Amnistía ta Askatasuna”, ATA, que bien recuerda a la organización-madre que deifican. Son muy creativos y lanzan constantemente sucesivas plataformas, movimientos, webs y espacios en redes sociales. Han llegado a movilizar más de 2.000 personas en alguna de sus últimas manifestaciones, con anterioridad a la pandemia; caso de la celebrada en Durango el 7 de diciembre pasado.
¿Qué es la “izquierda abertzale oficial”?
Esta disidencia pretende reconstruir el “movimiento revolucionario socialista vasco de liberación nacional”; de modo que el entramado “oficial”, por todos conocido e identificado, se habría aburguesado. De ahí que tanto “mayoritarios” como “disidentes” califiquen al partido sucesor de ETA, actual Sortu, su colación política más amplia (EH Bildu), los colectivos de “presos políticos vascos” y sus familiares (EPPK, Sare, Etxerat…), etc., como “izquierda abertzale oficial”.
¿Quién lidera este movimiento?

A lo largo de estas jornadas es un terrorista quien ha puesto rostro y ha sido excusa para las movilizaciones: uno de los asesinos del concejal pamplonica de UPN D. Tomás Caballero: el navarro Patxi Ruiz, encarcelado en Murcia, quien viene protagonizando algunos incidentes de carácter personal a los que ha pretendido revestir de “coartada política”. Otros etarras encarcelados también situados en la disidencia son Daniel Pastor y Jon Kepa Preciado. En todo caso, su número podría oscilar en torno al 10 % del total de etarras en prisión.
A nivel social, Fermín Sánchez Agurruza lideró inicialmente Ibil y llegó a internarse en Francia para intentar reconstruir ETA. Otros históricos asociados, de alguna u otra manera a ATA, serían el etarra Juan Ignacio Aldana, Isidro María Garalde, Iñaki Gil de san Vicente, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena…
¿Tienen estructuras orgánicas permanentes?
Ha tenido lugar varios intentos sucesivos, e incluso simultáneos, de creación de un partido político “clásico” pero alternativo a Sortu: Esko Ekintza, Euskal Herriko Komunistak, Euskal Herria Sozialista, Ibil, Herriaren Batasuna…
Como núcleo dirigente, se está organizando Jarki, imitando los modelos anteriores –e idealizados- de KAS y EKIN.
A nivel de juventudes, tras conseguir el control de buena parte de Ikasle Abertzaleak (el sindicato estudiantil abertzale) y una parte de las juventudes (denominadas Jarrai, Ernai, etc.), han constituido una estructura más centralizada denominada Gazte Koordinadora Sozialista. Las feministas, por su parte, han organizado Itaia.
Los jóvenes que participan en sus actividades serían más de 600, casi la mitad de ellos, en Navarra; donde mantienen organizaciones locales, como la pamplonesa Irunerria Komunista, para el “trabajo” en barrios.
¿Es una organización ilegal?
Formalmente carecen de estructuras legales de cualquier tipo, para evitar el “marcaje” policial y judicial. Se mantienen, en consecuencia, en una situación de “alegalidad”, cuando no de estricta ilegalidad y semi-clandestinidad. No obstante, no se ha producido todavía ningún movimiento judicial de envergadura contra este entramado y las acciones que ha inspirado, coordinado y ejecutado.
¿Retomará el terrorismo?
En diversa declaraciones en webs extranjeras, portavoces autorizados o afines a ATA han manifestado que no concurren condiciones para retomar “la lucha armada”; una declaración, sin duda, condicional y determinada por la debilidad de sus apoyos.
¿Contemplan participar en procesos electorales?
Afirman que únicamente están dispuestos a participar en las instituciones “para destruirlas desde dentro”. Se trata de una declaración de intenciones oportunista, pues seguramente carecen todavía de medios, humanos y materiales, como para participar en procesos electorales y más con el estrecho marcaje y seguimiento que le realiza la “izquierda abertzale oficial”; que no está dispuesta a que unos radicales torpedeen su estrategia de “acumulación de fuerzas”. A su vez, los disidentes acusan a sus “mayores” de “no aprovechar todas las oportunidades de confrontarse con el enemigo”.

¿Qué objetivos tiene?
A corto plazo: la amnistía de los terroristas todavía encarcelados en Francia y España. La “izquierda abertzale oficial” renunció a este objetivo en 2014, plegándose a los imperativos legales de la normativa penitenciaria; autorizando en consecuencia a “sus” presos a acogerse al máximo posible de beneficios penitenciarios. Los disidentes entienden que se trata de despolitizadas “salidas individuales”; considerando que siempre debe primar lo “colectivo”. Paradójicamente, los escasos terroristas de la banda que no aceptaron la nueva línea, fueron expulsado del colectivo de “presos políticos vascos “(EPPK); bien por manifestar en público su disidencia, bien por “actos indisciplinados”. Es el caso, entre otros, de Patxi Ruiz.
Instrumentalmente pretenden crear espacios autoorganizados de “resistencia popular” desde los que mantener la “confrontación con el enemigo”. Así, han intentado hacerse con diversas “herriko tabernas” y locales okupas, siendo expulsados en alguna ocasión por los representantes de la línea “oficial” (caso de Kirolak en Arrigorriaga).
A largo plazo: la revolución socialista vasca. De ahí que a su independentismo le añadan los términos “línea proletaria”.
¿Disidencia real o controlada?
Las manifestaciones celebradas en Pamplona no han sido rechazadas por EH Bildu. Por el contrario, diversos dirigentes abertzales han condenado el ataque al domicilio de la socialista Idoia Mendía. A su vez, Sortu (AQUÍ) ha analizado mediante un comunicado el comportamiento de Patxi Ruiz y de sus apoyos callejeros de manera muy crítica.
ATA, por su parte, afirma sentirse “marcada”, rechazando los consejos de Sortu por entenderlos “estéticos” y “electoralistas”.
Ciertamente, el recrudecimiento de esta ofensiva abertzale tiene lugar cuando se han convocado elecciones al Parlamento Vasco en el mes de julio. Una “coincidencia” que ha concurrido en muchas otras ocasiones análogas.
La combinación de “todos los medios de lucha”, incluido el terrorismo, es una constante de ETA y todo el movimiento socio-político construido desde su creación; determinando la primacía de uno u otro el análisis de las “circunstancias objetivas”. El hacha de su logo, que significaría lucha armada, junto a la serpiente, inteligencia y posibilismo, continúan acogiendo –con sus debates internos y contradicciones- a todas las generaciones sucesivas de “abertzales sozialistas”.
Para La Tribuna del País Vasco
