El naufragio de España: un panóptico

Grau Morancho

El más pesimista de los libros de Ramiro Grau Morancho, El naufragio de España, es también la mejor ilustración posible en lo que a la comprensión del “problema español” se refiere; el libro puede leerse como una secuela de Justicia Injusta, y también como complemento a Réquiem por la función pública española y El Golpe de Estado Catalán; la gran pregunta es: de seguir a esta marcha, ¿cuánto tiempo resta para el definitivo hundimiento del buque-España?

El naufragio aparece estructurado a la manera de un gran bucle perpetuo, sin solución de continuidad: un problema conduce a otro, y otro… a otro, y así hasta la última página, en un final abierto que vuelve sobre sí mismo, cual leitmotiv, al comienzo… del comienzo. Es la triste crónica de un naufragio anunciado.

Esta pútrida España en negro (digna de una novela de González Ledesma pero sin sentimentalismos ni destellos de lírica), donde los bajos fondos de nuestras ciudades y las cloacas del Estado conviven de consuno, al tiempo que las mafias mundialistas van intoxicando los cerebros de la masa poblacional a ritmo de chemtrail y reguetón; esta pútrida España, decimos, tiene en Grau su transcriptor perfecto, puesto que es en libros como el presente en los que el autor muestra sus armas literarias con mayor brío y libertad: sin corsés formales ni estándares académicos pactados: “En resumen, el actual régimen se está jodiendo desde 1983, más o menos, y ya agoniza”. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Mis años de estudio centrados en la comprensión de la crítica literaria, y la investigación de los dispositivos retóricos imperantes, me permitirían hacer alguna pequeña aportación en lo que a la escritura de Ramiro Grau se refiere, pero dejaremos esta propuesta para una futura entrega. Lo cierto es que el estilo de Grau, a juicio de quien ya ha leído siete de sus libros, resulta tan reconocible como un topacio en una hormigonera: a fuerza de roturar la pluma (o el teclado), y con ella las frases (para no torturar así al lector ni agotar su paciencia), ocurre lo inusitado: los textos críticos de Grau devienen fotogramas en prosa de la realidad española que nos circunda; como Mesonero Romanos, como Pérez Galdós, como Pereda, don Ramiro es captor de coyunturas pintorescas y picarescas, y sus cuadros, episodios y tipos, constituyen uno de los mejores retratos de la aciaga España del Régimen del 78 (pese a sus dotes de colorista, su cromatismo es en blanco y negro, como no podía ser de otra forma viendo el incierto paisanaje).

Constituyendo una recopilación de 118 artículos –publicados en diferentes medios digitales entre los años 2010 y 2015–, El naufragio de España tiene además la virtud de abordar sin aspavientos una serie de “hechos” políticos y sociales habidos durante aquél lustro, bien que apelando a una filosofía del sentido común altamente metapolítica (máxime hoy, en estos tiempos tiranizados por la corrección política y sus guardianes sempiternos); nos limitaremos a consignar una decena de estos “hechos”-problemas, a cual más dispar, pero que cohesionados cual compendio-denuncia, adquieren tremendo sentido, puesto que todos los males que aquejan al buque-España están hundiendo una embarcación arrasada desde hace mucho tiempo:

           1.- La silenciosa invasión china (2, 19, 58): tema llamativo en el libro es el relativo a la cuestión china, que tiene todas las trazas de dirimirse en una invasión de signo financiero, y luego demográfico, que irá desmantelando las infraestructuras comerciales del país, trasvasando dichos caudales a manos extranjeras. ¿Es la España del siglo XXI una mera colonia de Usa y China tutelada por el contubernio masónico-mundialista de la UE? Todo parece indicar que don Julio Anguita tenía razón, y que España se ha terminado convirtiendo en “un país de funcionarios, putas y camareros”; y pronto habrá que añadir también: “de bares y bazares chinos”.

             2.- La tragedia de nuestras antiguas posesiones de ultramar (15, 24, 33, 34, 39): el autor pone aquí la lente sobre los casos trágicos, y traumáticos, de Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental, territorios abandonados por España a su suerte tras una descolonización exprés, sin tutela posterior de ningún tipo.  

             3.- Una insostenible masa funcionarial (26, 36, 40, 55, 57, 59, 69, 80): asunto recurrente es el proceso de autofagia del Estado, que se retroalimenta inflando su contingente funcionarial y burocrático a manos llenas, a través de puestos de trabajo ficticios y sueldos nada ficticios.

Este sistema insostenible en lo económico promueve, y acrecienta, el funcionamiento de cinco administraciones distintas (caso inédito en el planeta), a saber:

– Ayuntamientos

– Comarcas, veguerías y otras estructuras análogas

– Diputaciones provinciales

– Gobiernos autonómicos

– Gobierno central

A estas administraciones cabría sumar una sexta, de carácter supranacional y tintes totalitarios blandos: la UE.

             4.- El bipartidismo español [PPSOE] (27, 97, 98, 102, 108): la mayor farsa del Régimen del 78 no ha sido otra que la implantación del bipartidismo liberal y jacobino, golpe maestro de la partidocracia masónica para destruir la posibilidad de una nunca implantada democracia en España: he aquí la concreción de un modelo sinárquico sometido a los dictados de la finanza mundial. 

            5.- La corrupción inherente al poder envilecido (62, 81, 114, 115, 117): como la mayor cueva de ladrones de la historia, a cuyo lado la de Alí Babá parece cosa de chiste, la corrupción de Estado ha liquidado la presunta independencia de los poderes, invalidando la posibilidad de un Estado de derecho realmente existente.

             6.- Gibraltar, afrenta y vergüenza de España (37, 47): la humillación y vejación permanente de España ante el concierto mundial adquiere con el escándalo del peñón uno de sus picos más pronunciados: “Gibraltar se ha consagrado como un paraíso fiscal, con la instalación de centenares de bancos y más de setenta mil empresas, aprovechando la escasa fiscalidad existente, cuando la población escasamente llega a las treinta mil personas”.

Añadimos por nuestra parte que esta afrenta se ha agudizado en los últimos tiempos, por obra y gracia del innombrable “Doctor Fraude” y su nulidad manifiesta para hacer política en pro de los intereses de España.

             7.- Esquilmando la hucha: subvenciones y auto-subvenciones parasitarias (4, 12, 50, 56, 67): con algunos ejemplos tan escandalosos como los vinculados a la Agencia Española de Cooperación Internacional: se derrochan ingentes cantidades de dinero para sufragar las más peregrinas ocurrencias y necedades, al tiempo que se criminaliza al empresario, llevando así a la clase media a su ruina y posterior desaparición.

             8.- El infanticidio español y la sustitución demográfica (49, 74, 113): es sin duda el infanticidio español la más patente prueba del genocidio silencioso de dos millones trescientos mil españoles asesinados en el seno materno desde 1985 (con sus 94.000 abortos anuales bien consolidados); fiel a los postulados del kalergiano programa Paneuropa. Las políticas contra natura adicionales serán el combustible adicional necesario para hacer triunfar el modelo racista legal sobre el que se funda la política abortista reinante.

             9.- El político profesional: gran azote del español medio (8, 11, 17, 65, 66, 79, 106): la figura del politicastro profesional, antítesis del gobernante, es el fruto más perfeccionado (y degradado) del ilegítimo sistema democrático impuesto desde la sombra; el autor pergeña un completo álbum con nombres y apellidos de esta galería de trepas sin escrúpulos y analfabetos funcionales.

             10.- Cataluña y País Vasco (84, 85, 89): los nacionalismos disolventes, en imparable ascenso desde la muerte del General Franco, emergen de nuevo en España –utilizando un relato falsificado de la Historia con la finalidad de balcanizar la Patria y liquidarla en una acumulación de pequeños mini-Estados sin relevancia en el escenario mundial–; esta hoja de ruta, muy avanzada en Cataluña y Vascongadas, también ha desarrollado nuevas conciencias separatistas en las testas deformadas/desinformadas de los pobladores de regiones como Galicia, Andalucía e incluso las Islas Canarias, cuyos estados de autonomías han potenciado y favorecido ostensiblemente dicha percepción falaz del pasado patrio.

Con todos estos elementos en liza, la lectura de El naufragio de España adquiere la condición de panóptico con toda la galería de monsters de la España del Régimen del 78.

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