Se nota, se siente, y los Estados Unidos no iban a ser distintos, que la izquierda en todos los países tiende a radicalizarse. El motivo es, no sólo por su propia tendencia –la izquierda es siempre radical–, sino más aún porque siente en su cogote el aliento del imparable crecimiento de los partidos que aglutinan a los millones de personas que ya se han dado cuenta en Europa y en los propios EEUU de a dónde nos lleva ese mundialismo y globalidad, ese marxismo cultural suicida que esa izquierda viene prodigando desde hace varias décadas.
Esta es la puertorriqueña Alejandra Ocasio Cortes, líder no oficial de la nueva ola de congresistas izquierdistas duros del Partido Democrata norteamericano. Tomará posesión de su escaño en el Congreso en Washington en Enero. Ella y sus compañeros están intentando arrastrar al Partido Democrata a la izquierda radical.
Son jóvenes idealistas y apasionados, marxistoides, intelectuales ¨cientificos¨, secularistas de ciudad y lo que se llama en los EEUU ¨Social Justice Warriors¨. Si bien el Partido Democrata se mantuvo en el centro-izquierda moderado bajo Bill Clinton (algo así como Felipe Gonzalez), bajo Obama con el Transgender y Homosexualismo el Partido Democrata pasó a estar más o menos donde Zapatero. Ahora estos jovenzuelos idealistas ¨sofisticados¨ quieren arrastrar al Partido Democrata a la izquierda mucho más radical y militante, más o menos donde están hoy Carmena o Pablo Iglesias en España.
Nacci Pelosi
Los caciques del Partido Democrata como Nanci Pelosi están contra la pared. Ella sabe que si quiere ser la Líder (Speaker) de la Camara Baja (House of Representatives) necesita el voto y apoyo de los jovenzuelos izquierdistas radicales. Por eso se niega rotundamente a aprobar presupuestos para el Muro de Trump (sus socios Democratas en el Senado se lo están negado a petición de ella). Así ella espera ganarse la aprobación de los jovenzuelos y que la elijan Speaker (Líder).
Si no gana el apoyo de los jovenzuelos izquierdistas podría desatarse una pequeña guerra civil dentro del Partido Democrata: los más moderados de centro-izquierda con Pelosi, por un lado, mientras que por el otro los más radicales posiblemente le pedirían a la puertorriqueña Alejandra Ocasio Cortes que intentara ser la Speaker. Por eso Pelosi se negará a darle a Trump los 5 mil millones que pidió originalmente y los 2 mil millones con los que ahora se conforma, ni nada de nada. Así Pelosi podrá decirle a los jovenzuelos que ella es también una izquierdista comprometida que lucha y frena el racismo, nazismo, xenofobia, facismo, machismo, etc., etc., de Trump.
Pero será una victoria agridulce pues si Pelosi gana negando los presupuestos para el muro, provocará la ira de la base de los votantes de Trump, tanto de los «religiosos» de la Bible Belt como de los «obreros» (cuello azul) del Rust Belt, que verán a los Democratas como blandengues y traidores que atentan contra la Seguridad Nacional y desprecian a los protectores y héroes del Border Patrol (fuerza policíaca de unos 25,000 miembros que dependen del Ministerio de Seguridad Interior —DHS–, parecida a la Guardia Civil) que están en la frontera defendiendo el país.